domingo, 28 de septiembre de 2008

about daydreaming...

"No sé si estoy despierta o si tengo los ojos abiertos"

sábado, 27 de septiembre de 2008

Circundando la circunstancia

Para los que aquí se lean:
"...Pero detrás de toda acción había una protesta, porque todo hacer significaba salir de para llegar a, o mover algo para que estuviera aquí y no allí, o entrar en esa casa en vez de no entrar o entrar en la de al lado, es decir que en todo acto había la admisión de una carencia, de algo no hecho todavía y que era posible hacer, la protesta tácita frente a la continua evidencia de la falta, de la merma, de la parvedad del presente. Creer que la acción podía colmar, o que la suma de las acciones podía realmente equivaler a una vida digna de este nombre, era una ilusión de moralista. Valía más renunciar, porque la renuncia a la acción era la protesta misma y no su máscara..."
Fragmento tomado de Rayuela

viernes, 26 de septiembre de 2008

Paper Planes

Hoy me siento bajita,¿será porque no llevo tacones o porque por primera vez en mucho tiempo tengo los pies en la tierra?, ¿a qué se debe el aterrizaje? ¿ será que estoy volando en avioncitos de papel?.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Despiértame cuando prendan la luz

Hoy me encontré con todos los semáforos en rojo, no tengo aire acondicionado en el carro, afuera hay como 35 grados de aplastante calor; el shuffle del ipod no sonó ni una de las canciones que me gusta ... el día promete ser un caos y yo estoy despierta.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Tell me that those dancing days haven't gone


"Leí esto y me acordé de tí", dice mi mamá sacando de su cartera unas hojas de papel glasé dobladas en un montón de partes. “Las arranque de una revista que estaba leyendo en un consultorio” – agrega.


Las hojas arrugadas y dobladas que mi mamá me regaló eran un artículo de Lorena Briedis acerca de Rayuela, un libro que estará vigente mientras haya jóvenes y exista el amor, y que ella califica como un tratado de juventud. Lo cierto es que el artículo me conmovió, me hizo recordar el porque amo a Cortázar y reflexionar acerca de la idea de querer seguir sintiéndome joven toda la vida. Y es que el experimentar, sentir, vivir, llorar, amar, equivocarse y volverse a equivocar como cuando se es joven es algo que hemos insistido en cronometrar y asignarle fecha de caducidad, pues llegada cierta edad no sólo se espera, sino que también se reclama, que sintamos y asumamos una actitud y manera de vivir cónsona con los años que sumamos; un modo atestado de razón en el que las licencias para los sueños naive y para equivocarnos nos son arrebatadas.

Pero dejando de lado una verdad irrefutable - el aprendizaje y "las experiencias de vida" son proporcionales al paso de los años, lo que conlleva inevitablemente a un despertar, a la caída de las utopías y representa un golpe bajo al idealismo del que debemos tratar de recuperarnos- creo que "el sentir", cargado de intensidad y pasión, de cuando se es joven debería acompañarnos para toda la vida. Aquí comparto algunas de las líneas que más me movieron y que merecen un lugar más público-aunque este blog no lo lea mucha gente- que dos hojas arrugadas de papel glasé.


"Ser joven, a la manera de Rayuela, es ir del ser al verbo y no del verbo al ser. Ser joven es hacer las cosas como no hay que hacerlas, verter la lógica en ló (gi) ca, vivir absurdamente, tirarse en sí mismo con una violencia tal que el asalto acabe en lo brazos del otro. Ser joven es excentrar los centros, desandar los caminos del equívoco y, a cada paso, alejarnos más de la verdad y hacer de la verdad una invención (escritura, literatura, pintura, escultura..). Ser joven, sentir más y recordar menos, vivir en esa conciencia de estar en un mundo que es lo que debería ser, olvidar los paraísos perdidos, fabricar utopías, negarnos a proponernos un futuro. Ser joven es perderse entre viajes de desdichas y promesas, arrasar con la rapidez los muros del propio cuerpo, como huracanes violentos que absorben toda una estación hasta confundirla, llegar al amor como a un kibbutz y segundos después olvidar el amor, esa palabra, porque lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de vos, con una flor amarilla en la mano, y vos sostenías dos velas verdes y el tiempo soplaba contra nuestras caras, una lenta lluvia de renuncias y despedidas y tickets de metro. Ser joven, a la Rayuela, es aceptar el juego. Es permitir que el extranjerismo y el desamparo nos embriaguen en las mareas de acá y allá, beber de la contradicción, ser clochard y ser esnobista, creernos vagabundos e intelectuales, confundirnos, ser lo que queríamos y querer lo que somos, saber que todo lo pensado puede ser imaginado, balancearnos eufóricos en el vértigo cotidiano sin saber que colgamos del vacío.


Ser joven and become all pervading, ironizar la vida y reírnos de ella porque la risa, ella sola, ha cavado más túneles que todas las lágrimas de la tierra. Ser joven y ser crédulamente optimistas, golpearnos la cabeza con todo y creer que algún día esa pared va a caer; soñar lo imposible, ser idealistas, irresponsables, sensibileros, románticos….Ser joven; partir, volver, andar sin buscarnos sabiendo que andamos para encontrarnos porque un encuentro casual es lo menos casual de nuestras vidas..."


Fragmento tomado del artículo "Rayuela, Tan joven y tan viejo" por Lorena Briedis.

Things seem so much better when they are not part of your close surrundings

Así como:


  • Tomarme un café guayoyísimo por las mañanas inmediatamente después de un baño de agua tibia.
  • El mocaccino por las tardes en que hace frío.
  • Las galletas de limón al chocolate siempre que veo una película triste.
  • Tomar fotos de vitrinas que exhiben objetos raros.
  • Leer el periódico de atrás para adelante.
  • Masticar a la vez tres tridents de fresa con jugo de limón.
  • Las fotos a contraluz.
  • Las bolitas de chocolates rellenas de naranja.
  • Escribir partes de canciones en las esquinas de las hojas de mis cuadernos.
  • Comtemplar un atardecer.


Así como esos placeres simples que agudizan los sentidos para el disfrute de cada minúsculo segundo y que no necesitan de otro para llevarse a cabo.

Así como esas experiencias secretas y discretas cuya trascendencia es equivalente a la extensión de tiempo que perdura el estímulo sensorial, y que durante su duración logran iluminar mi mirada, pintar una sonrisa en mi cara, dejar escapar unos cuantos suspiros e incrementar mi ritmo cardíaco.

Así como esas rutinas hedonistas de las que no espero obtener nada. Así como esas cosas tan cotidianas que sólo comparto conmigo. Así me gustas… y no quiero que lo sepas.

martes, 16 de septiembre de 2008

Aunque no esté de moda

Fueron suficientes las copas de vino como para incrementar mi congénita deficiencia motriz y fijar una sonrisa en mi cara y en mi mirada. Sentía un calorcito en mis mejillas y me imaginaba que estaban sonrosadas por efecto de los taninos. La felicidad por haber pasado un rato con amigos me embriagaba tanto o más que el vino. Entré a mi cuarto, alumbrado sólo por la tenue luz de luna llena que se colaba por las ranura de mis persianas, y a tientas busqué en el clóset cualquier cosa que me sirviera para dormir. A la mañana siguiente, ya un poco más lúcida y con resaca de vino y de felicidad, me doy cuenta que llevo puesta tu franela, tu favorita, la de la suerte, esa que doesn't fit me anymore. La que dejaste un día en mi casa y que prometí llevarte y que prometiste buscar. La que quedó abandonada y perdida en la sección de mi clóset en donde guardo las cosas que ya no uso porque pasaron de moda, y que no huele más a ti sino a desidia y a olvido. Esa que ahora doblo con esmero y delicadeza para guardarla junto con las promesas de encuentros nunca agendados porque las razones que los justificaban se sabían prescritas, al igual que los "te quiero" y los "lo siento"...


martes, 2 de septiembre de 2008

broken camera, broken heart....


Cámara ingrata, ¿por qué te tuviste que dañar?; o es que acaso no entiendes que yo sólo veo el mundo a través de ti...