Sobran los motivos para celebrar, no sólo tu cumpleaños sino que estás de nuevo comunicándote "con todo lo demás". Son muchísimas las ganas de que vuelvas al ruedo, para que nos contagies con esa euforia avasallante que nos hacía tocar la locura sin ningun tipo cautela, aunque tú nos hicieras la advertencia y hoy te rindas ante ella.
Contigo se inició mi desbordante pasión por lo sureño cuando contaba con apenas 8 años, el día que descubrí al "Chicho" - mi tío- bailando totalmente descontrolado mientras gritaba "yo no quiero volverme tan loco, yo no quiero vestirme de rojo". A partir de ese día fuíste el acompañante de aquellas andanzas en las que él, como sólo un buen un mentor puede hacerlo, me enseñó a darle libertad a mis emociones y a expresarlas en compañía de la música. No en vano, yo cantaba el pegajoso estribillo de "No voy en tren, voy en avión" cuando estaba apenas en primer grado, mientras el resto de mis compañeros cantaban todavía canciones de Enrique y Ana y los Parchis.
Muchas escenas de mi pasado suenan a ti y sigues entonando las del presente. Mis días de pre-pubert y ahora de adolescencia vencida llevan como soundtrack tus canciones. Con ellas aprendí que "las chicas que no saben reír jamás van a bailar" y que es mejor no estar atado a nada cuando el mundo tire para abajo. Han estado presentes todos estos años en los que quise quedarme pero me fuí y ví unos cuantos dinosaurios desaparecer, después que el (des)amor me dejara convertida en un souvenir. Aún busco al viejo camisón y sueños en el placard, a pesar de que ya he visto a unos cuantos delirantes por ahí bailando en una calle cualquiera.
Contigo reí, baile, lloré, crecí, me despeché, me emborraché y amanecí más de una vez con la luz del sol apuntando impertinentemente hacia nuestras caras anunciando el fin de la fiesta, mientras tus canciones sonando en el cd player presagiaban lo contratrio. Y sí, este post debió contener más rock and roll y menos nostalgias, pero es que esta tarde extraño aquellos días llenos de Charly y al Charly de aquellos días, en los que la locura no era tal, sino una forma de actuar.
Gracias por lo bueno y por lo malo...sigues siendo bárbaro.
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